Rostro de Bolivar

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lunes, 3 de mayo de 2010

Bicentenario Americano

Algunas reflexiones sobre la postura de España

en el Bicentenario Americano y el empleo del término Iberoamérica

Autora: Maria Laura Ramos Merentes


Los procesos independentistas desarrollados en América a partir de 1804 con la independencia de Haití -fecha, por cierto, silenciada desde distintas tribunas- y que prosiguen desde 1808 a 1813, son el resultado de gestas emancipadoras que se inician con la resistencia indígena desde la llegada de los europeos. No son, en todo caso, sólo la consecuencia de los sucesos ocurridos en España tras la invasión napoleónica; verlos a partir de esta óptica negaría la fortaleza y el protagonismo de los pueblos de Nuestra América.

Desde 2008, se han desplegado toda una serie de preparativos para conmemorar desde Argentina a México todos estos procesos independentistas. Sin embargo, esta celebración “americana” se ha visto opacada por la creación de la hispana Comisión Nacional para la Conmemoración de los Bicentenarios de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas que, si bien es cierto no logró el objetivo de lograr sólo una Comisión Regional que representara a los países iberoamericanos -ya se había creado un Grupo Bicentenario Americano-, no es menos cierto que ha tenido y tiene peso en la toma de decisiones, probablemente por factores económicos, que buscan perpetuar la hegemonía española en nuestro continente.

Para tener una perspectiva de esta situación, es necesario hacer algunas consideraciones importantes. En primer lugar, nos preguntamos porqué España insiste en utilizar el concepto de Iberoamérica, término utilizado para designar, tanto a los países ubicados en la península ibérica (España y Portugal) como a los que fueron conquistados por éstos en América, es decir, a todos los de habla hispana y Brasil, excluida Puerto Rico por su caso particular. En este sentido, se puede establecer que la plataforma “iberoamericana” rompe el concepto de área continental y pretende que la celebración del Bicentenario se traslade del contexto americano hacia el imaginario de la España colonialista.

Por otra parte, España tiene acontecimientos importantes que conmemorar y que precisamente cumplen 200 años: los 200 años de la invasión de Napoleón a la península y, por tanto, la guerra de independencia contra Francia; los 200 años de la sublevación y posterior pérdida de la mayoría de sus colonias en América; y los 200 años de la Constitución de Cádiz de 1812. Éstos no son acontecimientos aislados de los nuestros, pero los procesos emancipatorios ocurridos en el continente americano no son, como dije al principio, sólo el resultado de la ausencia de Fernando VII. En Venezuela, ya desde 1795 con la sublevación de José Leonardo Chirinos; en 1797, con la sublevación de Gual y España; y en 1806 con la expedición de Miranda, ya existían movimientos libertarios. Tampoco nuestra Constitución de 1811 es el resultado de la de Cádiz de 1812, sería un anacronismo establecerlo así.

Lo importante, a nuestro criterio, es enfatizar que la celebración del Bicentenario constituye un hecho simbólico para recordar que nuestros países son libres, autónomos, capaces de crear su propio rumbo. Nada más lejos de los intereses del ex imperio español, que intenta con su adhesión a nuestra celebración marcar un rumbo diferente, manipulando las actividades bicentenarias en pro de sus intereses.

Ya en 1992, cuando se rememoraron los 500 años de la llegada de los españoles a América, se utilizaron términos inocuos establecidos desde España, como “Encuentro de dos mundos”, con el cual se afianzó el discurso de una historia pacífica contada desde el eurocentrismo. ¡No permitamos que en esta fiesta mientan de nuevo sobre lo que realmente aconteció, no permitamos que secuestren, una vez más, el grito de rebeldía de nuestros pueblos!

María Laura Ramos Merentes

Escuela de Historia

Universidad Central de Venezuela