
Untados con onoto, carbon y otras tinturas vegetales, los guerreros Caribes arrasaron el monasterio de Santa Fe, ubicado en Chichirivichi cerca de Maracapana, pasando luego al de Cumaná, instalado en las riberas del río Mazanares. Ambos fueron consumidos por las llamas y completamente desvastados por la acción de estos hombres sigilosos como fieras.
106 guerreros de las familias Cumanagoto, Tagare, Chaima y los temibles Caribes del Guarapiche, reaccionaban con toda su furia ante los excesos cometidos por el invasor español.ESTE ARTÍCULO PERTENECE A LA REVISTA "MEMORIAS DE VENEZUELA" ENE-FEB 2008 N 1, EN EL CAPITULO DEL MUNDO INDÍGENA, PAG 07.